-por Rita Centeno He estado por varios días con el libro de Juan y que diferente el resultado que se obtiene, y que provechoso al conocer que las escrituras hablan de Uno, solo de Uno, El adorable y glorioso Hijo único de Dios. Y me ha llamado la atención El Verbo, las bodas de Canaán, y el diálogo que Jesús tiene con Nicodemo y con la mujer Samaritana. Con respecto a Nicodemo y la mujer Samaritana, son dos ejemplos claros de que “lo que sabemos hablamos”. Es muy fácil hablar, cualquiera lo hace. Nicodemo sabía sobre doctrinas, sobre señales, religión, y cosas acerca de la ley, cosas acerca de Dios. Como resultado, habla de lo que sabe y no “pega” ni una; no acierta en cuanto a todo lo que El Señor le comparte acerca de Si Mismo. Claro Nicodemo llega de noche, llega en completa oscuridad, en absoluta ceguera, Dios preparando la tierra de su corazón para el aparecer del Hijo, para el Nuevo Nacimiento.
Lo mismo la mujer Samaritana; El Mismo delante de ella, tienen un diálogo y ella sabe cosas terrenales, religión, conflictos, y señales; habla de lo que sabe. Y ella tampoco acierta ninguna, falla al Blanco, no da a La Meta, porque es necesario que nazca de nuevo para poder entender que no se trata de saber, ni se trata de hablar, sino de ver, y ver al Hijo de Dios para poder testificar. Mayor es testificar que hablar, y mayor que las cosas, que la religión y las señales es Cristo Mismo. Después que se dio cuenta quien era El que hablaba con ella, pudo ver y testificar. Lo mismo nos pasó a nosotros; hablábamos lo que sabíamos, religión, señales, milagros, doctrinas, dones, ministerios; pero cuando oímos La Voz, por la pura obra del Espíritu Santo y por la gracia y gran Misericordia de Dios, nos abrió los oídos y los ojos y estamos viendo y entendiendo que El Don inefable de Dios es Cristo El Omni de Dios; el todo y en todos de Dios. (Colosenses 3:11) Si conocieras y entendieras quien es El Don de Dios, tu le pedirías y El te daría agua viva. (Juan 4:10, parafraseado) Gracias a Dios por Su Don inefable! El es El Único que puede abrir nuestros ojos espirituales y hacernos ver al que Dios nos ha dado como segura y firme ancla del alma! A nuestro Señor Jesucristo sea toda la gloria, siempre por toda la eternidad, en nuestros corazones! Amén! Bendiciones.
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“. . . thy seeing Me, and of thy seeing Me hereafter”
(Acts 26:16)
“. . . Viéndome, y Viéndome de aquí en adelante”
(Hechos 26:16)
(Acts 26:16)
“. . . Viéndome, y Viéndome de aquí en adelante”
(Hechos 26:16)